El famoso escritor Franz Kafka hace aproximadamente un siglo, en la Europa central escribió una novela corta a la que llamó: “En la Colonia Penitenciaria”, con solo cuatro personajes activos: el Condenado, el Soldado, el Oficial y el Explorador. A grandes rasgos, el Condenado fue sentenciado por desacato y rebelión (o algo similar a irrespeto a sus superiores), el Oficial se encargará de ejectutar al Condenado con ayuda del Soldado y el Explorador está presente para observar el mecanismo de ejecución.
Cabe destacar que en medio de todo esto, el Explorador es novato, el Oficial le instruye en el proceso y se entienden en francés, el Condenado no habla el francés y de hecho no sabe que fue sentenciado a pena capital. El Oficial adula al proceso de juicio y la ejecución del Condenado, haciendo porras al método arcaico y a la cosmovisión del anterior encargado del penal y diseñador del mecanismo de ejecución. Por último, conviene señalar que el Condenado no tuvo defensa, argumentando que no es necesaria ni en el caso que sea culpable ni inocente y además, la ejecución, es una tortura en una máquina infernal, de difícil operación, que escribe la causa de condena (que es la muerte) del Condenado.
Ante todas estas incongruencias y bestialidades, el Explorador en su debido momento argumenta en contra de este método, y como acto seguido y cercano al final de la novela corta, el Oficial cambia de puesto con el Condenado y es ejecutado “felizmente” en la infernal máquina.
Esta es la obra Kafka, que antes de la Segunda Guerra Mundial, horrorizaba al espectador con sus crudas descripciones. Podemos apreciar varios elementos de la obra:
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Portada de la publicación de 1919. Licencia CC 3. |
Un sistema lento, injusto, con defensa solo para los acomodados… sumado a una burocracia, donde un observador sensato puede determinar que no sirve, con métodos de condena y purga poco eficaces y con un sistema que a la larga va a torturar y a acabar con quienes lo legitiman. Esa es la obra que retrata a Costa Rica. Si bien es cierto, a cualquiera le da rabia, dolor y X sentimiento nada agradable ser víctima o testigo de delitos, no se puede negar que el sistema está colapsado y lo que es peor, en la práctica vemos que no se concretan muchas soluciones. Juicios de años para evadir responsabilidad a quien puede pagar y juicios con condenas desmesuradas que destruyen a la persona y no le permiten reivindicarse.
Los elogios al viejo sistema son la tónica, decir que es mejor insistir y potenciar con más insumos a los mecanismos tradicionales, esa es la mediocridad En la Colonia Penitenciaria de Kafka y también en la República de Costa Rica. Al final, veremos como quienes legitiman el sistema, son presas del mismo, teniendo un final de horror.
Ya algunos han señalado que lo importante no es poner penas desproporcionadas, sino, dejar en cero la impunidad (en especial a lo ligado con corrupción en la función pública).